Sin remedio y sin causa. ( Señorita Fiyi.)

No sé por dónde empezar… Se me agolpan los malestares, los malos ratos, los malos pensamientos, los pesares, los lamentos… ¡ Qué mal, Don Cipriano…! , no avanzamos…no avanzamos… ¿ Y dice usted que no hay pastillitas que anestesien mis dolores…?? Si me revientan el alma o el corazón, usted será el responsable. Porque de angustia , igual que de pena, también se muere… Es como un cáncer invisible que invade la existencia, hasta exprimirla como una naranja… Y cuando una se da cuenta, está seca, vacía, casi muerta… Y ese » casi» es el momento más canalla, porque muestra el precipicio tan nítidamente, con tanta claridad…que es imposible no tener ganas de arrojarse a las fauces de un final, sea el que sea…

Aún así, con todas mis ganas de zanjar los asuntos que me retuercen el esternón y no me dejan vivir, como no soy persona fácil ni endeble, me planto con todas mis dificultades, al borde de este abismo, y son mis rarezas y defectos de la mente,  como la mesnada más fiel,  siempre devocionándome , jaleándome, revolviendo mi desorden a modo de insignia que me mantenga  en pie, aún sabiendo que la batalla está perdida , porque las almas que nacieron en la noche oscura, como yo, no tienen remedio, pero cargan con todas las causas… y ya nada importa .

La gloria está en la contienda, en la lucha diaria, en el infierno del todo por nada, en saber mantenerse, permanecer… Llevo toda mi vida luchando, Don Cipriano… Y estoy tan cansada… Tan cansada… Que el precipicio no me da miedo, sólo me aterra saberme vacía, exprimida, usada… Sin camino, sin horizonte ni esperanza …. Al borde del abismo…Sin remedio y sin causa.

Señorita Fiyi.

Acerca de Granu

En la composición de mi historia, las Parcas no dan " puntá" sin hilo. Nací entre telas, jugué con agujas, alfileres y dedales, diseñando el patrón de cada segundo por venir, para que no hubiese dos iguales. Así, al final, podré reirme de todos los días que cosí, con estilo propio, sin dejar ocasión de intervenir a deidades caprichosas y universos cabrones. Míos son los errores, mío será el milagro.
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